Autora: Laura Guerrero Guadarrama
Cuando hablamos de la promoción de la lectura no deberíamos circunscribir nuestro discurso a los medios impresos, el libro, los periódicos o las revistas. Es muy evidente, en pleno siglo XXI, que los seres humanos leemos todo lo que nos rodea, lo verbal y lo no verbal como los gestos, la mímica y nuestras circunstancias. Una lectura abierta hacia los distintos mensajes, enviados por diferentes medios, es la llave de acceso hacia la comprensión de nuestro complejo mundo contemporáneo. Es importante generar respuestas críticas para la enorme cantidad de información que nos impacta. Reto del momento que nos tocó vivir, un ejercicio lector que no sólo es escolar, se trata de un movimiento de vida en favor de una mejor existencia. Como señala Alberto Manguel buscamos “convertir a dóciles ciudadanos en seres racionales, capaces de oponerse a la injusticia, a la miseria, al abuso de quienes nos gobiernan.” (Manguel 11)
Leer implica interactuar intelectual y afectivamente con los diferentes textos que circulan y actualizar sus posibilidades de sentido. Así, podemos hablar de “leer la radio” y para detallarlo mejor vamos a distinguir los rasgos que la caracterizan:
• La radio es un medio masivo de comunicación, transmite mediante su propio lenguaje articulado: palabras, efectos sonoros, silencios y música, mensajes humanos de diferentes tipos casi de manera instantánea, para llegar a decenas, cientos, miles o millones de personas.
• Entra en la intimidad del radioescucha (en el auto, la casa u oficina) y acompaña las actividades de los individuos quienes atienden a la programación de manera intermitente a menos que el mensaje los atrape.
• Apela al sentido del oído con sus radiosemas fundamentales.
• En la radio simulamos, hacemos como si existiera, como si hubiera, como si sintiera, como si…
A estos rasgos del medio debemos unir el hecho de que se trata de un género de la oralidad, como tal, también tiene cualidades importantes que deben tomar en cuenta los que producen para la radio porque impactan en quienes leemos los mensajes que comunica. Un elemento fundamental es la fugacidad de la expresión, como escuchas no podemos volver atrás o regresar al contenido para corregir nuestra comprensión del texto sonoro, el oyente simplemente sigue adelante. El guionista que sabe esto procura repetir los tópicos o enunciados que desea reforzar.
Otro aspecto importante son los rasgos de la voz, ésta es emotiva, los tonos y las inflexiones se distinguen en el micrófono por lo que refuerzan las emociones y sentimientos que se buscan transmitir. Ofrece una apariencia de intimidad y de confianza, reconocemos los quiebres de la oralidad.
La transmisión radiofónica aparenta instantaneidad y naturalidad, como si el emisor y el receptor compartieran el mismo momento; como sucede en el diálogo, aunque existen muchos programas grabados.
Las imágenes sonoras son producto de los radiosemas: palabras, música y efectos especiales (Curiel). Podemos combinar los tres tipos de signos, podemos utilizar sólo uno, pero deben ubicarse en un contexto para adquirir un significado conjunto. Seleccionamos y combinamos sonidos para decir al oyente algo que creemos digno de ser escuchado. El ser humano es un ser creativo e imaginativo, capaz de comprender aún en lo no dicho, en lo sugerido. Las imágenes sonoras tienen texturas distintas, sabores diversos y promueven ensueños de todos tipos; son sinestésicas.
La adaptación radiofónica
Traducir un texto escrito en un texto radiofónico implica el manejo de ambos códigos, José Revueltas fue un gran guionista del cine mexicano y en sus textos publicados por editorial Era recuerda a los guionistas que no se trata de parafrasear, ni de copiar o imitar de uno a otro medio: se trata de co-crear. El primer trabajo es el de la lectura comprensiva y gozosa, cuando el escrito nos atrapa y deleita. Seguimos con el análisis de la obra que vamos a adaptar, profundizamos en el qué se dice y nos preguntamos por el cómo se dice. A partir de este trabajo comienza la apropiación personal, ejercicio del que existen muchas formas o tipos, el extremo es “versión inspirada en…” que saca de muchos líos al guionista sumamente creativo. La adaptación no es la obra original, pero queremos creer que tiene su esencia y la transmite, la humildad debe ser un ingrediente clave pues lo que debe resplandecer es la obra que deseamos presentar al público.
Escribir radio para niños y niñas es un esfuerzo y un reto singular, la imaginación es un ingrediente básico del lenguaje radiofónico, los receptores infantiles son quienes mejor entran en el juego de la simulación, cualquier elemento que dé ambiente acústico será un detonante de nuevos significados y agilizará el programa. Ver con los ojos de la imaginación es uno de los aspectos claves, los programas dedicados a los chicos deben apelar a esta verdad. Hay que dar profundidad, silencios, ruidos, música, voces de matices y tonos variados, hay que experimentar y evaluar la recepción, debemos investigar. El esfuerzo nos reportará más y mejores programas infantiles para la radio y, por supuesto, más y mejores escuchas y lectores.
Bibliografía
Beristáin, Helena. Diccionario de retórica y poética. Mexico: Porrúa, 1985.
Curiel, Fernando. La telaraña magnética o el lenguaje de la radio. México: Editorial Oasis, 1985.
El sonido de la radio. Ensayo teórico práctico sobre producción radiofónica. México: UAM Xochimilco, IMER y Plaza y Valdés, 1988.
Manguel, Alberto. Una historia de la lectura. Bogotá: Norma, 1999.
Romo Gil, María Cristina. Introducción al conocimiento y práctica de la radio. México: Diana, 1987.