A mis maestras y maestros de la oralidad.
Autora: Laura Guerrero Guadarrama
La literatura infantil y juvenil tiene su origen en lo que solemos llamar de manera convencional: literatura oral, aunque haya quienes todavía debaten la aparente contradicción de estos vocablos que provienen de raíces distintas. En la actualidad, para evitar esta contradicción hablamos de texto oral y vocalidad términos que, además, se utilizan para clarificar los estudios:
“queda claro –señala Gloria Vergara- que oralidad significa “vocalidad” y que es preciso acabar con todo logocentrismo para ver, más allá de las diferencias con lo escrito, sus características esenciales que permiten afirmar que “el soplo de la voz es creador” (11).
Esta textualidad oral está vinculada necesariamente con lo popular, una vena irreverente y gozosa que deja sentir su impronta en la literatura culta de muy diversas maneras , ya sea como antecedente, influjo, intertextualidad o palimpsesto.
Cuando rastreamos el origen de la LIJ nos encontramos con los cuentos recopilados por autores como Charles Perrault o los Hermanos Grimm . Ciertamente, la LIJ se desarrolló y se favoreció cuando se vinculó a la educación y formación de los menores pero, de manera subrepticia, como un legado paralelo e irreverente, la lírica infantil popular y la narrativa oral continuaron su influjo en la población. Oralidades que siguieron su camino de enriquecimiento y transformación hasta que se “fijaron” por medio de la letra, lo que no impide que continúen cambiando, como bien decía nuestro querido Emilio Carballido en un breve prólogo que antecede al relato: Los zapatos de fierro (1983) en el que hace referencia a esas leyendas y cuentos tradicionales que se recuentan, él les llama “cantos rodados”:
“Muchas historias y poemas que la tradición trae; los inventó alguien, los narradores van aumentando y perfeccionando cosas, rebotan de boca en boca y en la memoria de la gente van quedando versiones cada vez más complejas o más depuradas; a veces, hasta se bifurcan y se parten y se vuelven dos o más cuentos.
[…] Como quien dice: dejo en el río un canto para que vuelva a rodar.” (Carballido “Ciertas piedras” 5)
En este cuento maravilloso que recrea Carballido se repiten temas, tratamientos y estructuras tradicionales, por ejemplo, aparece el príncipe encantado y transformado y la doncella que lo desencanta y va con él a su reino donde contraen matrimonio. La historia no termina ahí, la mujer deberá pasar por una serie de terribles pruebas para evitar que su marido vuelva a convertirse en no-humano y, después, gastará zapatos de fierro para buscarlo en el país de Irás y no Volverás. Comienza así con una “disminución o daño causado a alguien […]” (Propp Raíces17) en este caso la no-humanidad del príncipe y cumple con las funciones básicas del cuento maravilloso descritas por Vladimir Propp quien en Morfología del cuento subraya “el doble aspecto del cuento maravilloso: por una parte, su extraordinaria diversidad, su abigarrado pintoresquismo, y por otra, su uniformidad no menos extraordinaria, su monotonía.” (33).
El giro que le da Carballido a la historia que escuchó cuando era un niño tiene que ver con el tiempo; no hay un final feliz en un mundo idílico e irreal; los años no se detienen. Los protagonistas envejecen, son humanos y viven un amor real:
“Los reyes se paseaban, se otorgaban sin tasa el placer de la mutua compañía y los recuerdos compartidos, platicaban, decidían escribir su historia y no lo hacían, y por eso ha llegado de boca en boca hasta nosotros, quizá un poco deformada pero en esencia exacta: sin moraleja, con sus retratos de la naturaleza humana en condiciones extremadas, una muestra de cómo la persistencia del amor es un esfuerzo de voluntad, capaz de borrar los años, y las distancias, y de gastar las suelas de los zapatos de fierro.” (Carballido Los zapatos… 85)
Dentro de esta modalidad de oralidades y tradiciones podemos localizar también lo que hemos llamado “simulación” del relato tradicional. El simulacro es uno de los rasgos característicos de la posmodernidad, juego estilístico que asume la apariencia, juega al “como si” por lo que se liga a la ironía contemporánea. Simular es aparentar, asemejarse, provocar la confusión a partir de la copia o el pastiche. Así, si como hemos comentado ya, los relatos maravillosos tienen una serie de funciones que los vuelven monótonos, “En lo que concierne al cuento –asegura Propp- éste tiene sus leyes absolutamente particulares y específicas.” (Morfología 34) una manera de simular los cuentos tradicionales y maravillosos es mediante el pastiche para acentuar la correspondencia: “El que realiza un pastiche se apodera de un estilo […] y este estilo le dicta su texto” (Genette 100).
Esos textos simulados que juegan con la semejanza, no obstante, nos hablan de concepciones del mundo de nuestra contemporaneidad. Gilberto Rendón Ortiz en el Códice del muchachito encantado (1992) advierte:
“En otra oportunidad presentaré unas notas eruditas a los investigadores de la historia de México, donde explique las circunstancias en las cuales llegó a mis manos El Códice del Muchachito Encantado, un códice único y singular que desconcertará a los especialistas, ya que se trata nada menos que de un códice para niños.Lo he traducido a un lenguaje moderno y literario para hacerlo comprensible a todos ustedes.” (10)
Cuento lleno de maravillas en el que los nombres de los antiguos dioses aparecen tejidos a las costumbres prehispánicas en un relato de magia y de amistad. Tezcatlipoca, el dios de la guerra, sembrador de discordias, en esta historia es compasivo; el niño y la niña se tratan como iguales y ambos son valientes.
Felipe Garrido en Racatlán (1998) nos proporciona todo el sabor del relato tradicional pero coloca como protagonista a una niña valiente que a lo único que le teme es a los rayos y a los truenos; por eso, acompañada por un murciélago amigo, busca a Racatlán, dios de la tormenta, para reclamarle sus exabruptos. Dentro de la mejor tradición del cuento maravilloso la niña inicia el camino, la búsqueda y obtiene el galardón que no es el matrimonio.
“Por eso, en el campo, hay gente que sabe que los truenos hablan. Cuando los relámpagos iluminan la tierra y el mar interminable; cuando los truenos caen rodando por las cañadas, rebotan en las crestas de las montañas, resbalan por los valles y llegan a los ríos, van diciendo, una y otra vez:
-Ma-ria-na, Ma-ria-na, Ma-ria-na.” (101)
Gracias a una Beca de investigación básica que recibimos del CONACYT en 2003 trabajamos más de trescientas narraciones de literatura infantil y juvenil publicadas en nuestro país por escritores mexicanos o radicados en nuestro país. En este corpus analizamos 53 obras editadas por los gobiernos de los estados, a través de sus institutos de cultura, el caso de Querétaro, el Sistema Estatal DIF o la Secretaría de Educación Pública. Recibimos trabajos de Ciudad Victoria, Mexicali, Oaxaca, San Cristóbal de las Casas, Tlaxcala y Veracruz. Muchos eran textos de niños/as para niños y niñas. Entre los escritos por adultos para niños/as dominaba el cuento y el relato tradicional, algunos de recopilación oral en versiones literarias.
De igual forma, analizamos 29 textos elaborados por CONAFE pertenecientes a dos colecciones especiales: Para empezar a leer y Pocas letras; volúmenes que tienen como objetivo muy claro llegar a las micro localidades rurales del país con poblaciones indígenas y mestizas; así como a campamentos de inmigrantes en zonas rurales y urbanas. El material producido por esta entidad se puede obtener en algunas librerías, en las delegaciones de CONAFE en los estados y en las ferias del libro.
Los gobiernos estatales y el Conafe tienen un gran acervo centrado en el rescate de la memoria y en fijar la lírica popular infantil mexicana, tenemos por ejemplo la colección “Así bailan y cantan en …” y este esfuerzo ha derivado en simulaciones de la memoria, un fenómeno que enrique el corpus y que ahora ha impactado en las grandes editoriales. Textos que nos hacen sentir de manera vívida las cualidades del texto oral, la simulación de su vocalización así como su performatividad..
Un ejemplo de lo que está sucediendo es Bemberecua (2005) (el son de la Iguana), editado por Artes de México, libro álbum del músico, escritor e ilustrador veracruzano Honorio Robledo. Narra la historia de una iguana que se ve seducida por el ritmo del fandango y decide probar por las noches sobre el tablado del pueblo:
“¡Así, entre tantos coros, palmas y marometas, transcurrieron varias horas. Finalmente. Al amanecer, el músico y Bemberecua quedaron tan agotados y ampollados que ya no podían, ni querían más. Entonces el público ofreció a los ejecutantes un entusiasta y prolongado aplauso. Y no era para menos: ¡había nacido el Son de la iguana!” (Robledo 31)
Otro texto, Cuentos legendarios de Veracruz (2006) de Roberto Peredo, ilustrado por Paty Blanco. El título es provocativo porque alude a un género híbrido, dos búsquedas, dos formatos. Por un lado, el cuento literario breve, intenso, preñado de sentido, que cuida meticulosamente la escritura y atrapa al lector. Por el otro, la leyenda, hermana del mito, intemporal, raíz misma de la cultura. La fusión de estos dos nos proyecta hacia el contenido del volumen, habremos de leer cuentos con sabor a leyenda. Textos cuidados, medidos, revisados, con un lenguaje claro, sencillo y dinámico para decir lo oculto, lo que guarda nuestra memoria regional y que acuna la voz del pueblo.
Este volumen comienza con “La creación del arco iris” y habla del proceso creativo:
“La noche era cálida. Las estrellas brillaban en la bóveda celeste sin que la luna las velara siquiera un poco.
Un sabio astrónomo observaba detenidamente, asombrado. Todos los años dedicados a la vigilancia del cielo diurno y nocturno no habían logrado que se acostumbrara a tales maravillas y, aunque con toda seriedad registraba cada nuevo fenómeno aparecido ante sus ojos, su emoción siempre era intensa.
De pronto, ante su mirada atenta cruzaron varias estrellas fugaces. De inmediato tomó nota. Cuando volvió a la observación captó algunas más y luego más y más. Aquello era una verdadera lluvia de estelas luminosas que cruzaban el cielo nocturno. Algunas de ellas parecían venir directamente hacia él y luego explotar en varias direcciones, otras se deslizaban silenciosas y se perdían en la distancia; otras más parecían perseguir a las primeras, juguetonas, desplegando un muestrario de colores desde el blanco más puro hasta el rojo más intenso, pasando por el azul, el amarillo, el… Algunas subían hacia lo más alto del cielo, otras más parecían correr por el horizonte…”
Así, como estas estrellas, son los textos de la oralidad, fugaces y brillantes, anhelamos su permanencia, quisiéramos que no desaparecieran y por eso los fijamos, los mantenemos guardados en las palabras escritas, pero ellos se vuelven a fugar, regresan a la oralidad para continuar su camino de transmutación. Su impresión en nuestra psique nos lleva también a simularlos, a buscar su riqueza en la representación de sus cualidades, en el eco de sus sonoridades. Difícil arte el del narrador que suple al cuentero y su performatividad; sus palabras deben tener el vigor del movimiento, la provocación del silencio y del susurro, así como la proyección del grito.
Bibliografía:
Carballido, Emilio. Los zapatos de fierro. Ilust. Carmen Cardemil. A la orilla del viento. México: FCE, 2002.
—. “Ciertas piedras”. Carballido, Los zapatos 5-7.
Cerillo, Pedro C. Literatura infantil de tradición popular. Cuenca, España: Universidad de Castilla-La Mancha, 1993.
—. La voz de la memoria. Cuenca, España: Universidad de Castilla-La Mancha, 2005.
Garrido, Felipe. Racataplán. Ilust. Juan José Escurrida. 2ª ed. México: SM, 2000.
Genette, Gerard. Palimpsestos: La literatura en segundo grado. Trad. Celia Fernández Prieto. Madrid: Taurus, 1989.
Peredo, Roberto. Cuentos legendarios de Veracruz Ilustr. Patricia Blanco, Xalapa: Ed. H. Ayuntamiento de Xalapa, 2006.
Propp, Vladimir. Morfología del cuento. 5a ed. Madrid: Fundamentos, 1981.
Rendón, Gilberto. Códice del muchachito encantado. Ilust. Juan Cristóbal Álvarez. El escarabajo azul. México: CELTA; Amaquemecan, 1992.
Robledo, Honorio. Bemberecua. México: Artes de México, 2005.
Vergara, Gloria. Palabra en movimiento: Principios teóricos para la narrativa oral. México: Universidad Iberoamericana; Praxis, 2004.